Entradas

Mostrando entradas de mayo, 2013

Desaprendiendo a deseducar.

Imagen
Revisando mi último post, tengo que confesar que me dejé algunas cosillas en el tintero sobre todo el tema este de la educación. Tal vez el principal motivo fue el de no querer extenderme demasiado, porque seamos sinceros; seguramente este blog no te llame la atención demasiado, así que para poder hacerlo más atractivo y que no te de pereza malgastar algunos minutos de tu vida en leer todas estas chorradas que escribo, no debo escribir artículos muy extensos. Así que voy al grano, que ya me estoy enrollando. Como dije anteriormente, la educación empieza en el hogar, y se complementa en la escuela. El principal problema es que el tipo de educación que te toque recibir en tu casa no es más que un simple boleto de lotería. Tu boleto ya lo adquieres desde el mismo momento en que eres concebido, y te garantizo que siempre toca. Sus números determinan aspectos tan determinantes como si el país donde naces es desarrollado o subdesarrollado, clase económica, social y cultural a la que pe

De oca a oca , y educo porque me toca.

Imagen
Últimamente no hago nada más que ver en las noticias de televisión, prensa, y otros medios, multitud de protestas en contra de la nueva ley de educación que en breve (¿alguien lo duda?) aprobará el Congreso de los Diputados. Y ciertamente, ya me hierve la sangre. Me hierve tanto que si Drácula me diera un mordisco acabaría con la lengua achicharrada. ¿El motivo?. No pienses que estoy a favor de tal ley, aunque sigo pensando que el 90 % de los que protestan contra ella ni habrán leído el título de la misma. Eso es lo de menos, cada uno que proteste contra lo que le de la gana; es un derecho que seguro nadie podrá quitarnos. Mi sangre hierve porque seguimos siendo el tablero del juego de la Oca donde unos políticos totalmente faltos de coherencia alguna no cesan de lanzar sus dados. Cada vez que uno de los dos grandes partidos políticos que sufrimos tiene su turno de jugar no dudan en cambiarnos el sistema educativo. Señor Wert, señor Gabilondo, señora Cabrera, señor Sansegund

Lo bueno, si breve... (II)

Imagen
Realizar una estupidez es como tirarse un cuesco: todos lo hemos hecho alguna vez, nunca lo hemos admitido, y los demás son los que han sufrido sus efectos. Yo no tengo amigos, tengo hijos de puta. ¿Por qué cuando paso frente a la fachada del Congreso de los Diputados huele tanto a embutido?. Tener un par de huevos es tener 16 años y llamar por teléfono a la chica que te gusta sabiendo que con casi toda seguridad se pondrá su padre. El puto Whatsapp está acabando con la valentía del ser humano. Conocimientos puede tenerlos cualquiera, pero el arte de pensar es algo muy escaso en la naturaleza. Ser perfecto debe ser muy aburrido. Si hay pelo en el entrecejo, imagínate en el conejo. El color de la ceja marca el de la almeja. Vivir es tan fácil que sale solo; lo complicado es aprender. ¿Los vagos vamos al cielo, o nos vienen a buscar?. El hombre segrega desastr

Religiones a granel.

Imagen
  Me encanta la programación de la tele a altas horas de la madrugada. Me encanta porque no hay programas del corazón, ni series chorras o estúpidas, ni telediarios que me recuerden que vivimos en un mundo de mierda. Pero sobre todo, sobre todas las cosas, me encanta por la teletienda (seguro que te creías que era por las películas porno, ¿verdad?. Pues te equivocas. Para eso ya tengo Internet). Y es que la teletienda es maravillosa; el único sitio donde puedo comprarme un aparato que corta patatas mientras hago abdominales. O donde puedo comprar un alargador de pene que quita las arrugas de expresión de los ojos (de nuevo, te digo que no seas malpensado, no lo compré porque mi cutis es tan excelente que no tengo ninguna arruga). Si señor, en la teletienda hay de todo, pero nada comparado con esos señores que llaman a tu puerta justo en ese preciso momento en el que acabas de acomodarte en tu amado sofá dispuesto a realizar la tan respetada digestión de esas fabadas asturiana

Du yu spikinglish?

Imagen
En la sala hay otras cinco personas esperando. Los nervios internos de todos los presentes afloran en forma de lenguaje corporal inconsciente; temblores en las piernas, cambios de posturas en las sillas, sudor chorreante... y en mi caso, un compulsivo ataque sin piedad alguna a las uñas de mis manos. Solamente hay un puesto vacante y tal como está el patio tener un trabajo, corrijo, una mierda de trabajo, ya es un privilegio. No se cuanto tiempo llevo ya esperando, ni quiero saberlo, aunque de lo que lo que si estoy seguro es de que ya han pasado muchísimos minutos de la hora concertada para mi cita. 

Carta del Pueblo a su amada Democracia.

Imagen
Hola amor mío: Si te soy sincero no se que hago escribiendo esta carta. Tal vez tenga la vana esperanza de que acabes leyendo estas líneas allá donde estés, o a lo mejor solamente necesite expresar lo que siento desahogándome en este mar de letras. Lo único que se es que ahora, más que nunca, te echo tanto de menos... Mira que han pasado siglos, pero todavía me acuerdo cuando nos conocimos en Atenas como si hubiese ocurrido ayer mismo. Te presentaste con ese vestido semi transparente, atrevido, y ese escote de infarto que rompía con las reglas impuestas por los señoritos que ostentaban el poder. Pronto me sedujiste. Bueno, no solo a mí; los más sabios y filósofos del lugar también estaban encandilados contigo. No tardaste en hacerte un sitio en mi corazón y juntos comenzamos nuestra bonita historia de amor. Y como en todas las historias de amor, nuestros primeros años fueron geniales.