EL CUENTO CHINO DE QUE PUEDES CONSEGUIR TODO LO QUE TE PROPONGAS.

 



Estoy casi seguro que habrás escuchado o leído un millón de veces que "en esta vida puedes conseguir todo lo que te propongas". Vale, en cierto sentido me parece estupendo transmitir que es importante luchar por lo que se desea. Pero igualmente es importante resaltar que esta frase no está exenta de bastante carga utópica. 

¿Conseguir todo lo que te propongas? Está bien que te lo creas y luches por ello, pero no hay que olvidar que, desgraciadamente, estamos expuestos a situaciones y limitaciones, tanto externos como internos. 

En primer lugar, nada más nacer ya estamos bajo el influjo de un contexto socio-económico determinado. Imagino que no te descubro nada nuevo si te digo que no serías el mismo que eres ahora si hubieses llegado a nacer en otro país, o incluso en otra época. Ni siquiera hay que irse tan lejos; serías otra persona simplemente si hubieras nacido en el seno de una familia más adinerada o más pobre que la tuya. 

De acuerdo, te compro la historia esa del niño nacido en el seno de una familia pobre en un país lleno de conflictos que consiguió salir, llegar a un país extranjero, trabajar como camarero, y convertirse en millonario de éxito. ¿Pero uno de cuántos lo consiguen?

Después tenemos nuestras carencias, tanto económicas como intelectuales. ¿Cuántos chicos jóvenes no han podido estudiar lo que querían porque no tenían recursos económicos? ¿O cuántos chicos no han podido estudiar ese grado universitario porque, por mucho que se han esforzado, no han conseguido la nota de acceso? 

Y no olvidemos también el factor suerte. Exacto, sí; la suerte. Ese hecho aislado y puntual sobre el que carecemos de todo tipo de control y que puede provocar que nuestra vida de un giro de 180 grados en solamente unos segundos. Pero la suerte no es ajena a las posibilidades. Tal vez necesites una pizca de suerte para obtener esa plaza de funcionario que tanto anhelas, pero ten por seguro que si te has dejado los codos en el intento, tus posibilidades serán mayores.

Por último, podemos destacar otros aspectos como es el bagaje cultural, o nuestras capacidades innatas (no todos los tenistas son Rafael Nadal, ni todos estamos capacitados mentalmente para ser los mejores en nuestro campo) pero tampoco quiero enrollarme. 

Resumiendo, que hacer las cosas bien sólo aumenta tu probabilidad de que las cosas salgan bien y nada más. Por estadística ve asumiendo que no te vas a hacer rico, que hay opciones de que tu negocio fracase o de que tu idea caiga en el pozo del olvido, y que, con suerte, podrás montar algo con lo que mantenerte y poder llevar una vida normal porque el sistema funciona como funciona. Por norma, el que nace obrero muere obrero y el que nace rico muere rico.

Pero no desmoralices, esto no siempre pasa. No quiero decirte que no lo intentes, sino que lo hagas con la mentalidad adecuada, y que si no sale bien no te hundas en un pozo del que es difícil salir, pensando que no vales y que la responsabilidad es exclusivamente tuya por no haber hecho las cosas bien, no haberte esforzado lo suficiente o no haber creído en tu proyecto tanto como otros.  El problema es que vivimos inundados de gurús estilo Llados que divulgan que todo el mundo puede ser millonario (como si eso fuese lo más importante del mundo) simplemente pagando mil euros por hacer un curso e ir a un gimnasio, y si no lo consigues, eres un fracasado. 

Sin embargo, la mayoría de las veces hacerlo todo bien no es suficiente y la gente normal sólo tiene una bala en la recámara, por lo que romantizar el fracaso y aprender de él sólo está al alcance de muy pocos. El resto se pega media vida devolviendo préstamos y deudas. A ver, si eres de cuna pobre y un poco tonto y vago, a lo mejor millonario no te haces, pero sí puedes aspirar a ser menos tonto y menos vago y llegar a tener con el tiempo un trabajo decente que te coloque en la clase media, por ejemplo, ya sería un triunfo sabiendo el contexto desde el que has partido.


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