El verdadero amor

Estoy un poco harto de que al Amor, al verdadero Amor (ese que se escribe con mayúsculas, tal y como acabo de hacer), se asocie con chorradas dignas de cualquier poema de Pablo Neruda.
Casi todo el mundo asocia el Amor con esas mariposillas en el estómago, esas citas agarrados de la mano con esas despedidas que se hacían eternas a base de buenos besos de tornillos en el portal de ella con su vecina cotilla sacando la basura a las tres de la mañana, los continuos regalos de rosas y detallitos, para culminar con la etapa de meter mano y el sexo a cascoporro, en donde todo es pasión, pasión y más pasión.

Pues que quieres que te diga, para mí eso no es Amor. El AMOR, el verdadero AMOR (ese que ahora se escribe con todas sus letras en mayúscula) es muy diferente. Consiste en levantarte todos los días a las 7 de la mañana y desayunar con tu pareja que ha irse a trabajar, en vez de quedarte en la cama durmiendo porque tu no tienes trabajo. El verdadero AMOR hace ya tiempo que no recibe regalos; han sido sustituidos por un abrazo en el lecho y un "te quiero" nada más apagar las luces para dormir. El verdadero AMOR ya no agarra de la mano a su pareja en la sala del cine, sino en una cochambrosa sala de espera de urgencias de un hospital por culpa de una gastroenterítis o una rotura de tobillo, por ejemplo. El verdadero AMOR es saber que puedes confiar todos tus temores y miedos a tu pareja, porque sabes con seguridad que ésta estará allí para apoyarte. El verdadero AMOR es ese cuya belleza aumenta con cada nueva arruga en la cara, con cada nuevo michelín en el estómago y con cada nueva cana en la cabeza...
¿Lo vas pillando?, intentaré ser más sencillo: el verdadero AMOR es aquel que crece, no por las virtudes de su amado o amada, sino gracias a sus defectos. Son reconciliaciones después de una discusión. Es sufrir dolor cuando el dolor lo sufre el otro. Es sentir como la ira y el odio tras un largo día aguantando a los gilipollas del trabajo se transforma en alegría tras cruzar la entrada de la casa y ver a tu pareja. Es el deseo inevitable de ayudar a tu pareja para que siga siendo quien es. Es ofrecer antes que exigir. Es aquel que no tiene final y el único en el que para vivirlo, tienes que creer en él. Y tú... ¿Crees en el verdadero amor?

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