Tres formas diferentes de sentir Amor.




Amor... para muchos, una de las palabras más bellas de nuestro vocabulario; sinónimo de alegría y también de tristeza. Es posible que sea como consecuencia de nuestra filosofía occidental, pero normalmente siempre que escuchamos la palabra "Amor", solemos asociarla al ámbito de la pareja.

Sin embargo, al igual que ocurre con las palabras polisémicas, cuando mencionamos el término "Amor" no sólo hablamos del enamoramiento entre dos personas, sino que podemos ir mucho más allá. Los antiguos griegos lo sabían bien, y usaron tres palabras diferentes: Éros, Philia y Agapé, para hablar de tres tipos de amor diferentes. 

ÉROS



Con este término los griegos se referían a la pasión amorosa, aunque más concretamente a la que no podemos gozar. Según Platón, es "lo que no tenemos, lo que no somos, lo que nos falta; es decir, los objetos de deseo". 

Curiosamente, con este era el nombre del dios primordial responsable de la atracción sexual y que encarna la fuerza del amor erótico. De modo que podemos decir que es el secreto de la pasión, que sólo dura mientras se sufre su falta. 

PHÍLIA



Se puede decir que para los griegos era el secreto de la verdadera felicidad, porque el amor no es siempre falta. Se trata, pues, de amar aquello que tenemos y gozamos, y hacerlo nos produce alegría, o dicho de otro modo, nuestro amor reside en el mismo gozo. 

Este término también solía emplearse para referirse al amor fraterno, incluyendo amistad y el afecto. Dentro de esta categoría podríamos introducir también el término Storgé, con el que los griegos se referían al amor familiar, como el amor de un padre o madre hacía sus hijos, y viceversa. 

AGAPÉ



Aunque es una palabra tardía, con ella se referían al amor hacía el prójimo en la medida en la que seamos capaces. Se trata de un concepto que recuerda al tipo de amor predicado por Jesucristo: amor hacía aquel que no nos hace el bien, el amor sin pedir nada a cambio, el amar por nada, sea quien sea, valga lo que valga y haga lo que haba, aunque sea nuestro enemigo. 

Estamos hablando entonces de un amor espiritual o universal: un amor hacía la humanidad que, aunque en aquella época estaba ajena a cualquier tipo de connotación religiosa, como he mencionado, posteriormente ha sido usado en las fuentes escritas asociadas al cristianismo. 




Ahora bien, aunque los griegos hablasen de estas tres esencias, hay que destacar que no se excluyen, sino que se tratan de tres polos de un mismo cuerpo, que es el campo de amar, o tres momentos de un mismo proceso, que es el vivir.

Por eso, para los griegos Éros está primero; siempre deseamos aquello que nos falta, Philia sería el camino, o el gozo como camino, y Agapé sería el fin. 

¿Y cómo sería una declaración de amor según estos tres conceptos? 
  • Éros: "Te amo. Me faltas. Te deseo..."
  • Phília: "Te amo, eres la causa de mi gozo, y eso me alegra". 
  • Agapé: "Te amo como a mí mismo y como amo a todos.  Te amo como nos ama Dios, si es que existe"

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