Gracias...
Nos rodea, nos envuelve y aunque queramos no podemos escapar de ella. Está por todas partes; en la calle, en tu casa, en la casa de un amigo o familiar, en tu coche, en un bar, en una tienda, en tu teléfono móvil, o incluso dentro de tu cabeza. Estuvo presente desde el primer día que naciste y no te abandonará hasta el día de tu muerte. Está presente aquí mismo, mientras escribo. Y podrás encontrarla en multitud de formas, estilos y formatos, pero siempre con un mismo objetivo; saciar por completo el hambre de tu alma. Si quieres evitarla te recomiendo que no lo hagas. Allá tú, pero nunca he visto a alguien que no haya acabado sucumbiendo ante sus encantos. Porque seguro que has acudido a ella cuando has estado aburrido, triste, feliz, enamorado... O cuando has sufrido un desamor, cuando has estado de fiesta, cuando has hecho deporte, cuando no has podido dormir, cuando has estado melancólico, cuando te apetecía soñar, cuando has estado estudiando...