LAS 10 FORMAS DE MANIPULACIÓN MEDIÁTICA



Aunque me sigo interesando por la política, hace tiempo que dejé de creer en ella. Es más, cada día estoy más convencido de que la democracia es el sistema por el cual se garantiza que no vayamos a ser gobernados de mejor forma que nos merecemos.  

Entre otros factores que me ha llevado a no creer en el sistema, está el de la manipulación mediática. Porque a mí que me dejen de chorradas; si a estas alturas alguien duda de que políticos, oligarcas y medios de comunicación no se retroalimentan entre ellos para no ver peligrar su privilegiado trono es porque está bastante ciego. 

Y es que es algo tan antiguo como la rueda: si quieres tener manipulado y controlado al pueblo, controla sus canales de información. Desde la perspectiva de motivaciones humanas y de comportamiento del consumidor, complementada con eficientes técnicas publicitarias, se habla de manipulación mediática cuando se adapta el mensaje que debe difundir el emisor alterando en algunos casos la "verdad" y logrando influenciar positiva o negativamente a la audiencia a que realice acciones basada no siempre en información correcta.

A raíz de este tema, he considerado interesante compartir en este humilde blog un artículo escrito en el año 2010 por el siempre crítico Noam Chomsky, una de las voces clásicas de la disidencia intelectual durante la última década, y publicada en el número 73 de la revista Archipiélago, publicación nacida en México en 1992, que tiene el reconocimiento de la representación de la UNESCO en el país.

Es este artículo, Chomsky descubre y pone en evidencia las herramientas que se emplean para llevar a cabo esta manipulación mediática. Algunas son más obvias y otras más sofisticadas, pero aparentemente todas igual de efectivas y, desde un cierto punto de vista, denigrantes. Incentivar la estupidez, promover el sentimiento de culpa, fomentar la distracción, o construir problemáticas artificiales para luego, mágicamente, resolverlas, son solo algunas de estas tácticas.

 

1- La estrategia de la distracción.

El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción. Esta consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas. Esto se logra mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. 

La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. “Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para Guerras Tranquilas)”

 

2- Crear problemas, después ofrecer soluciones.

Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: generar una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario al retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

 

3- La estrategia de la gradualidad.

Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990. Por ejemplo, el Estado mínimo, las privatizaciones, la precariedad, el desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes y otros tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicados de una sola vez.

 

4- La estrategia de diferir.

Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. 

Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público tiene siempre la tendencia a esperar, ingenuamente, a que “todo mejore mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

 

5- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.

La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discurso, argumentos, personajes y entonación, particularmente infantiles. 

Muchas veces se apela a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o mentalidad. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué?  Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años.

 

6- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.

El uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional y, finalmente, al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores. Se puede, además, llegar a inducir comportamientos.

 

7- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.

Que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores. 

 

8- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.

Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto.

 

9- Reforzar la autoculpabilidad.

Convencer al individuo de que él es el culpable de su desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades o esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se autodesvalida y se culpa. Esto genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

 

10- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen.

En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. 

Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos. Mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

 


 

Y bien... Tras conocer estos 10 métodos de manipulación mediática. ¿Crees que hoy en día podemos decir que siguen vigentes? ¿Ves que pueda existir alguno más? 


 

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